martes, 23 de septiembre de 2014

Cuando me agarre...

Es usual que cuando uno va a hacer un viaje en avión siempre hay alguien que se atemoriza por el vuelo...

Miedo a morir, supongo... 

Lo único que realmente me parece molesto es cuando se cierran los oídos... el resto... un viaje placentero.

Es muy interesante el comentario "yo si tengo que viajar me tomo la 'pastillita', con eso viajo bárbaro", resulta ser que dicha 'pastillita' es mansa pepa que adormece hasta los más oscuros pensamientos... por lo  tanto, no es una 'pastillita', ¡es una pepa anuladora de conciencia! 

En el año 2007... (me encanta poner fechas, me imagino como en esas novelas de las dos de la tarde donde alguien recuerda algo y aparece todo "borroso"),

retomo, 
volvíamos con mi hermana mayor de un viaje maravilloso en Italia, entre la azafata que preguntaba "¿Pasta o poio?", a la que después escuché decir "sho lo shamé y no me atendió".... eso es un misterio que intentaré resolver más adelante...

En el vuelo de vuelta el avión de "Aerolíneas Argentinas" (beso a Mariano Recalde), había turbulencias... pero la cosa se veía complicada, era una especie de pogo de nubes... casi un zig zag kilométrico del avión...

Siempre tuve problemas en los viajes, me descompongo, entonces resolví tomarme una "patillita", pero "ita" de verdad que me hace no descomponerme y me duermo...

En este viaje, entre la turbulencia y mi sueño, abría los ojos y veía a mi hermana sentada, rígida, con el cinturón de seguridad, persignándose sin cesar creyendo que Dios vendría y pararía los sacudones, en una de mis despertadas mi hermana me dice:

"¿Cómo hacés para seguir durmiendo?"

A lo que contesté: 

"Prefiero morir dormida"

Luego reflexioné mi respuesta, la verdad es que mi respuesta ha sido muy sabia... ¿qué mejor que morir y no enterarse? ¿Para que ver cómo morimos, cómo nos ahogamos, cómo se ahogan los de nuestro al rededor? La desesperación del agua, el descontrol, no saber por dónde salir del avión, sentir cómo nos come un tiburón... porque la vida no es como el Titanic, en ese avión seguro que no está Di Caprio, y no te quedás en una tabla donde entran 4 sentados a tocar un silbato, acá seguro que te morís y punto, y antes de morir la debés pasar muy mal, 

por eso, 

¡QUE LA MUERTE ME ENCUENTRE DURMIENDO!

Volare oh oh, cantare oh oh oh oh... 
(no la canten, ¡reciten!)

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